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Un poco de mi 

Aceptar,crear e intentar.

Soy hiperactivo de nacimiento, eso es lo que dice mi madre, lector empedernido desde niño, curioso y tremendamente inquieto, y me ha venido bastante bien, tanta energía tenía que ser materializada y empezó a manifestarse en ideas, iniciativas que buscaban ser realizadas, y es aquí cuando, aun siendo muy joven, el teatro se atravesó en mi vida.  Empezaron a surgir historias, personajes que me llevarían a conformar el grupo de teatro del colegio y a dirigir posteriormente obras que participaron en festivales de diversas ciudades del país… Pero como hay que vivir para poder entender todo lo que se aprende en los libros, empaque mis maletas y llegue a Argentina, donde la magia, los  malabares y la danza llamaron mi atención. 


Descubrí que en la práctica de estas disciplinas empiezas por trabajar contigo mismo, buscas dentro de ti, y quieras o no, te conectas con el público logrando comunicar de una forma clara y asertiva. Encontré en el Circo el espacio idóneo para conectarme con las personas y trasmitirles las ideas que rondaban inquietas mi cabeza. La sorpresa, la admiración, el asombro y la risa se convirtieron en mecanismos de comunicación para impactar y generar respuestas en las personas que me veían o escuchaban. En el circo se hace posible lo imposible, es el lugar donde la pasión y el disfrute permiten que lo que se crea sea contagiado y tenga un impacto en los demás.


Las ganas de seguir aprendiendo y adquiriendo nuevas experiencias me llevaron a vivir posteriormente en Brasil, Estados Unidos y México, donde seguí investigando, entrenando y capacitando a otros inquietos como yo en circo y risoterapia. En todas estas vivencias, las sonrisas que recibía de las personas que me veían o escuchaban, se convirtieron en inspiración para querer seguir indagando en el tema… La risa como manifestación de alegría y medio de comunicación, de unión, donde tanto como el que la da como el que la recibe se enriquecen. Es así como decidí retomar un viejo sueño que tenía desde los 18 años, el de hacer reír a la gente en los hospitales. Cree la fundación Narices Rojas, un espacio para capacitar a payasos hospitalarios e impactar tanto a pacientes como a familiares y personal médico. Gracias a esta experiencia y al trabajo realizado junto a mi equipo de trabajo, me di cuenta que la risa no solo se necesitaba en los hospitales sino en todas partes. Aprendí que la vulnerabilidad no es solo un factor de pobreza o enfermedad sino de naturaleza humana. Es por esto que hoy en día la fundación también trabaja con ancianos, niños, estudiantes, empresarios y llega a todos los lugares donde sea posible.  


Mi experiencia nace de la motivación y la decisión de llevar todo lo que me he propuesto a cabo. Mi capacidad creativa es la fuente pero la iniciativa ha sido necesaria para explorar nuevas oportunidades donde otros no las perciben, para plantear soluciones no conocidas o para descubrir problemas, logrando resultados verdaderamente impactantes y creativos. Hoy en día, me dedico a compartir mis experiencias con el mundo, a hacer reír en cruceros, a trabajar por la comunicación y lo más importante de todo, a propagar la creatividad y la credibilidad en los sueños.









“Lo imposible, siempre se puede hacer posible”







Marito Pino







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